Hoy he recogido una bolsa de peluches que me había preparado amablemente mi madre.
Tras meterlos en el coche, me he acercado a una gasolinera a llenar el depósito y allí me he encontrado con 4 niños que andaban por allí merodenado, alguno hasta sin zapatos.
Sin pensármelo dos veces he abierto el maletero y les he preguntado: ¿queréis unos peluches?.
Casi no me ha dado tiempo ni a enseñárselos porque enseguida, tras chillar "síííííííí" al unísono, se han abalanzado sobre la bolsa.
Tras repartírselos ellos mismos se han ido la mar de contentos, y a mí se me ha quedao una cara de tonto casi tan grande como la sonrisa que le he vislumbrado a la cajera de la gasolinera.
Ójala llevase más juguetes en el maletero cuando me encontrara en situaciones como la de esta mañana.
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